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Tan simple como duplicar el modelo


Imagen tomada de: http://bit.ly/OKXs4l

Imagen tomada de: http://bit.ly/OKXs4l

Entré a la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1998. Acababa de cumplir  18 años y era una más de esos especímenes preadultos que pululaban por el campus. Estaba lista para llevar esa vida política que suponía iba a encontrar en cada rincón de la USAC, quería discutir ideas y defender mi ideología, quería la revolución y cambiar el mundo. La oportunidad de experimentar la vida política llegó, aunque no como yo esperaba. Ese primer año de Letras estaba constituido por algo así como 10 alumnos, en Bibliotecología había como 4 personas y Filosofía sólo había por la noche, el resto de alumnos de primer año de Humanidades era un grupo de unos 70 estudiantes de Pedagogía. El decano de ese tiempo era pedagogo y había empezado a cerrar jornadas de Letras, Filosofía y Bibliotecología por falta de alumnos y, a cambio, había empezado a abrir jornadas de Pedagogía, había en la mañana, en la tarde, en la noche, sábados, domingos y sólo le faltó poner alguna en días festivos. Se acercaba el fin de su periodo como decano y esperábamos el día de elecciones para votar por alguien más, cambiar de decano y así eliminar la corrupción que veíamos todos los días, para que nuestra facultad fuera lo que fue alguna vez, para que fuera un mejor lugar.

Llegó el día de las elecciones y aún teníamos la esperanza de cambiar de autoridades, si lográbamos que se unieran los de Bibliotecología, Filosofía, Letras y algunos de Pedagogía, porque la democracia era la mejor solución, la alternativa civilizada para resolver el conflicto. Esa mañana empezamos a ver que llegaban buses llenos de gente. Cientos de personas inundaron los pasillos de la facultad. Con horror nos enteramos de que eran alumnos de las extensiones departamentales de la facultad. Todos habían sido llevados para votar en la capital, como era su deber y derecho. Además del viaje, les darían comida, viáticos y un paseo por algún centro comercial de la ciudad. La victoria del decano fue aplastante, su reelección fue inminente, y así fue como aprendí en micro lo que pasa en mi país en macro y que la democracia no es más que la dictadura de la mayoría.

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Productores versus Expropiadores


Quienes leyeron la profética novela «La rebelión de Atlas» escrita por Ayn Rand hace más de 50 años seguramente conocen las razones que están detrás de la crisis de deuda en Estados Unidos.  También, quienes leyeron ya la novela, conocen el preocupante desenlace de los eventos y lo que ocurre con Estados Unidos cuando sus líderes y ciudadanos continúan viviendo bajo el mismo código de valores. El preocupante final se centra en el colapso industrial de Estados Unidos y en la lucha entre productores y expropiadores. Luego, el mundo caería como un juego de domino.

¿Qué caracteriza a un productor?

En su novela, Ayn Rand enfatizó el rol que tienen el egoísmo racional y la benevolencia en las actividades que realiza un productor.  Según Rand, el productor búsqueda su felicidades y prosperidad mediante la creación de bienes y servicios que intercambiará en base al consentimiento mutuo (el pilar de los contratos). Ellos, los productores, son quienes ponen el valor agregado en la productividad de sus actividades y quienes se enorgullecen de sus logros.  Los productores quieren y buscan establecer un sistema de gobierno que proteja sus vidas, su libertad y  su propiedad (un gobierno minárquico o mínimos) y exigen que el gobierno se remita a cumplir esas labores sin extender su tamaño o áreas de influencia.

¿Qué caracteriza a un expropiador?

Los adjetivos: empresario corrupto, capitalista rapaz, productor impune y político con privilegios son anti-conceptos que utilizamos erróneamente para definir el caracter moral de un individuo «productor» que realiza actividades inmorales (ie. corruptas, rapaces, impunes, etc.). Por este motivo, Ayn Rand en sus obras de ficción y no ficción, reemplaza todos estos anti-conceptos por el que consideró era el adjetivo más adecuado: expropiador.  Así, un individuo que se llamase a sí mismo «empresario» no podría sostener su argumento cuando alguien demostrase que utilizaba privilegios políticos, engaños inmorales o violaba contratos para conseguir sus metas.  Este individuo era en realidad un expropiador pues su código moral estaba fundamentado en el irrespeto a la propiedad, derechos y vida de otras personas con tal de conseguir sus metas.

Los expropiadores quieren (en mayor o menor medida) que el gobierno proteja sus vidas, su libertad y propiedad a costa de los más ricos (de quienes creen merecen un pago).  Es de su opinión que los productores al tener más riqueza le han quitado a la sociedad más cosas; por este motivo, consideran que es su obligación y deber pagarle a cambio a la sociedad y ser responsables con ella.  Los expropiadores no creen que los seres humanos podemos ser benévolos si así lo deseeamos y por eso, consideran que el altruismo es el único mecanismo que tiene la sociedad para obligar a los productores a ser «morales».

Para comprender la actual crisis moral, económica y jurídica de los países occidentales es indispensable distinguir entre ambas personalidades y el código de valores detrás de ellos.  Desarrollar habilidades (ser conscientes) de estas diferencias filosóficas no debería de ser tan difícil siempre y cuando estemos dispuestos a ser objetivos y racionales.  Es necesario que todas las personas productivas empecemos exigiendo a cada uno de los políticos electos en puestos de poder que respeten el derecho de los individuos a buscar su felicidad y los frutos de su labor.  Cualquier discurso re-distribuidor que contemple el uso de la propiedad ajena debe ser condenado y considerado inmoral.

La solución no está en ningún sistema de gobierno nuevo; sino en el establecimiento de sistemas basados en n código ético objetivo que nos permita buscar la felicidad.  Solo así podrán los productores en Occidente construir un mejor futuro.

Atlas se está rebelando!

Democracia; el engaño latinoamericano.


«El pelado podía ser rey mientras era prisionero, y entonces se dejaba reducir a la servidumbre.  Era un soberano cómodo y apoltronado, un ser incapaz de concebir una ruptura ni de nadar contra la corriente, alguien que se inventaba amores ocultos para reemplazar el amor impuesto.»

Este es un abstracto sobre el amor que escribió Jorge Fernández Díaz.  Ese es el amor, el sentimiento pérfido y letal que sentimos todos los seres humanos por el cuerpo fugaz que nos acompaña por las noches, el amor por la familia y finalmente el amor por la patria y la nación.

La democracia latinoamericana es joven, una débil niña que espera crecer y superar las batallas que los humanos hemos impuesto sobre tan formidable idea.  Sin embargo, nunca hemos vivido bajo un estado democrático de organización social y tampoco hemos trabajado para alcanzarlo.  América Latina es desde sus inicios el producto histórico de una sociedad que por motivos socioeconómicos y no raciales ha sido desvirtuado bajo ideas aún muy lejanas de alcanzar.  Sus héroes son los mismos hombres que año con año escupen sobre su nombre democrático y republicano al esparcir la expoliación de los pocos sobre los muchos.

América Latina no se encuentra bajo un sistema característico de las democracias nacientes y jóvenes.  Sino, es el producto de un engaño histórico que hemos adaptado de la literatura occidental con los caprichos románticos que Virginia Wolf encarnó en historias de amor y desamor por el ser humano.

Las transferencias condicionadas en América Latina


En los últimos años los gobiernos latinoamericanos han mezclado de manera singular una ideología de redistribución de la riqueza con un discurso populista electoral que ha buscado maletiquetarse como una ideología de social democracia.  Entre este discurso y las acciones que han tomado para conseguir votos, una de las actvs. más populares han sido las Transferencias Condicionadas de Efectivo (TCE por sus siglas) o Programas de Transferencias Condicionadas (PTC).

En la última década, las Transferencias Condicionadas de Efectivo han sido implementadas en Brasil (Bolsa Familiar), México (Oportunidades), Colombia (Familias en acción), Chile (Chile solidario), Guatemala (Mi familia progresa y TCEs) y El Salvador (Red Solidaria y luego, Comunidades solidarias rurales).  Las TCE benefician a 20% de la población latinoamericana y caribeña en claras condiciones de vulnerabilidad y es de suponer que el éxito de estos programas para conseguir votos continúe aumentando.

¿Qué son las Transferencias Condicionadas de Efectivo (TCE) o Programas de Transferencias Condicionadas (PTC)?

Las TCE son transferencias de dinero recibidas por los grupos más pobres de un país con la intención de proveerlos de los medios básicos de subsistencia a cambio de que envíen a sus hijos al sistema público de educación y salud.

Esta medida supone que los padres receptores del dinero podrán tener el efectivo suficiente para dejar de enviar a sus hijos a trabajar (reducir el % de menores de edad que trabaja) y conseguir el alimento para suplir con las necesidades nutricionales diarias básicas de un ser humano (aumentar los % de salud).  Este dinero está condicionado con la presentación de reportes que confirman la asistencia a centros educativos y de salud  de niños y padres.

¿Cuál es el origen de este dinero?

El dinero utilizado para las TCE proviene de la redistribución del erario público del gobierno y es transferido desde las carteras de Salud, Educación y/o de ministerios y dependencias creadas específicamente para la organización de estas transferencias.  Los porcentajes de TCE del total del PIB varían de acuerdo a los países y según los últimos datos de la CEPAL, el gasto público social creció fuertemente entre 1990 y 2008, en términos absolutos (de 445 a 880 dólares por persona) y relativos (de 12,3% a 18,4% del PIB).  Esto según explica la CEPAL y de acuerdo con los antecedentes disponibles de siete países aumentó el gasto social pese a que la mayoría registró una caída absoluta del PIB.   Según el informe, «varios ya habían efectuado incrementos del gasto social en 2008, y 5 de los 7 países hicieron un esfuerzo aún mayor en 2009 (el Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras y Panamá). Si bien los restantes también aumentaron su gasto social, lo hicieron a un ritmo menor que en 2008» (véase el gráfico 14 y 15). (Vía Panorama social de América Latina 2010) Incluso, hay países como el Estado Plurinacional de Bolivia, Guatemala, Honduras, Nicaragua y el Paraguay que enfrentan un déficit fiscal excesivo por la implementación de estos programas y se ha requerido de la movilización de recursos adicionales de otras obligaciones del Estado como la eguridad y las donaciones de la  cooperación internacional.

¿Qué efectos a corto, mediano y largo plazo han tenido los TCE para América Latina?

A corto y mediano plazo estas medidas desembocan en sistemas sociales de esclerosis social y cultural que promueven la dependencia de los más pobres con respecto al Estado (y viceversa), generan múltiples incentivos de auto-realización y ampliación de los programas sin importar el efectivo disponible en los presupuestos públicos.  Estos programas aumentan su impacto social sin ser consistentes al aumento de la recaudación de impuestos de un país y/o su crecimiento económico.  Los datos han demostrado que en los años de aumento de los TCE las economías han visto una caída absoluta del PIB no sólo por causa de las TCE sino también de las recientes  crisis financieras.

A largo plazo, las TCE han permitido la proliferación de políticas de redistribución de la riqueza electoral-populista que han institucionalizado la dependencia, la cantidad de personas sostenidas por el gobierno y una preocupante reducción de las fuentes de ingreso del fisco.  Por simple aritmética, el resultado terminará muy pronto siendo negativo.

¿Hay otras opciones para ayudar a los más pobres?

El gobierno tiene como responsabilidad asegurar la defensa de los derechos individuales y esto incluye la protección de los derechos de propiedad de todos sus ciudadanos.  Es obligación del gobierno utilizar los impuestos tomados de sus contribuyentes para el beneficio de los mismos en materias de seguridad defensiva (ejército), seguridad interna (policía y juzgados), seguridad de emergencia (hospitales y servicios de emergencia de salud) sin que esto implique la redistribución de la riqueza y la creación de privilegios de ciertos grupos favorecidos sobre otros. Una de las críticas más serias que se ha hecho contra las TCE ha sido que estas transferencias han tenido siempre errores en la selección de beneficiarios: exclusión de hogares pobres e inclusión de hogares no pobres pues es imposible alcanzar una focalización perfecta (Adato, Boltvinik & Damián, La pobreza en México y el mundo: Realidades y desafíos. Siglo XXI Editores, México. 2004).

Es responsabilidad de padres e hijos buscar la auto-ayuda y colaboración familiar para asegurarse un acceso a las necesidades nutricionales diarias de toda la familia a pesar de que esto implique el trabajo de menores.  Es responsabilidad de los padres asegurarse este alimento y luego, sólo cuando sea posible, enviar a sus hijos a recibir la mejor educación que su poco (o mucho) dinero pueda permitirles pagar.  Eliminar los incentivos negativos del gobierno estableciendo salarios condicionados a los padres coadyuvará al desarrollo de sociedades más productivas, emprendedoras, menos pobres y más educadas.

Finalmente, debido a que el sistema económico-social en que Latino América ha sido fundado responde a una filosofía de vida que se sostiene en la redistribución de la riqueza y el altruismo, es imposible eliminar estos programas de la noche a la mañana.  Es necesario sostener programas de cientos de millones de dólares destinados a la salud, la educación, las pensiones y el bienestar social de los ciudadanos más pobres debido a su condición histórica y social. Sin embargo, sí es indispensable empezar a reducir drásticamente la inversión en estos programas para asegurar el crecimiento sostenible de los países, su desarrollo y enriquecimiento económico en igualdad de condiciones para todos los ciudadanos y quizás, algún día,  asegurar la vida en sistemas legales que no otorgan privilegios y permiten a los seres humanos realizarse plenamente.

Introducción filosófica al pensamiento de F.A. Hayek – Gabriel Zanotti


Una clara y concisa introducción al pensamiento hayekiano realizada por uno de los personajes más interesantes que he conocido. Un fanático de Star Trek y filósofo de corazón.  En su obra Gabriel Zanotti nos explica los pilares de la larga lista de estudios que hizo Friedrich A. Hayek. (ficha bibliográfica)

Sus estudios se centran en la teoría del orden espontáneo y su orígenes en el derecho natural; en el rol que juegan el cosmos y taxis en la vida del hombre en sociedad y en los nefastos resultados que la victoria de la legislación sobre la ley han tenido.

En esta obra encontrarán un explicación muy clara sobre los orígenes tomistas y neokantianos que rodean a la Escuela Austriaca. Así como, podrán notar la influencia de la escuela escocesa y su impacto en la teoría del conocimiento disperso.  Zanotti, también evalúa la razón apriorística de los estudios de la acción humana y la condición del fundamento hermenéutico de los estudios hayekianos.

Interesante para nuestra época es el capítulo que explica con elocuencia y brevedad la predicción de la Escuela Austríaca del fracaso de la democracia y el ascenso de las masas al poder.  Y también sus efectos en la forma en que la libertad es cohartada en aras de la antinatural justicia social y el subsidio gubernamental de actividades benefactoras.

Finalmente, lo obra explora la existencia de condiciones culturales compatibles y originarias en el derecho natural que hacen de la Economía Austriaca un complejo sistema compatible con cualquier sociedad humana del planeta.

Un libro muy rico y necesario para conocer la situación actual de Latinoamerica desde la perspectiva tomista de un filósofo amante de la libertad.