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Al final el problema es filosófico


Un hombre de negocios piensa que por ser exitoso está obligado a retribuirle a la sociedad por lo que la sociedad le ha dado, así que decide hacer escuelas y obligar a otros empresarios a hacer lo mismo. Un señor piensa que debe pagar más impuestos porque gana más y decide obligar a otros a hacer lo mismo. Una señora piensa que está mal que ella pueda comprar un jamón caro para la cena, cuando hay tanta gente que se muere de hambre, decide no comprar el jamón y obligar a otros a que tampoco compren jamones. Un joven piensa que las industrias matan al planeta y piensa que debe oponerse a toda clase de industria para ayudar a los pobres, así que decide hacer una campaña para hacer que otros se opongan a las industrias. Otra joven piensa que no es justo que ella asista a un colegio privado mientras hay otros que van a una escuela pública, a ninguna escuela, y decide que es necesario abolir las escuelas privadas para que todos tengan la misma educación. Otros tantos ven que todo esto pasa y deciden no hacer nada, no opinar al respecto.

El mundo está lleno de personas y cada uno de nosotros debe lidiar con problemas que tienen que ver con nosotros mismos y con esos otros que nos rodean, en principio se trata de la convivencia en sociedad. Debemos tomar decisiones que nos afectan, que afectan a otros y la relación que tenemos con ellos. Esa convivencia se convierte en un problema filosófico cuando debemos afrontarla en términos del “deber moral”, ¿debemos velar por nuestro beneficio o por el beneficio de los otros? ¿Debemos cuidar de nosotros mismos o de los demás? Hay personas que deben tomar decisiones que afectan a poca gente, otros deben decidir por millones. Sin embargo, la escala de nuestra influencia no es el tema principal, el asunto que debería interesarnos es la filosofía detrás de nuestras decisiones y opiniones. Si creemos que estamos obligados a compensar a los otros porque somos mejores, porque tenemos más que otros, porque destruimos al mundo con las industrias, actuaremos acorde a dicha idea, intentaremos limpiar la culpa de nuestra conciencia y  justificar nuestra existencia con sacrificios. Si, por el contrario, creemos que el mundo puede ser un lugar mejor y debemos construirlo, que somos seres capaces de crear obras grandiosas, que no somos los “guardianes de nuestros hermanos”, que al buscar nuestro propio beneficio y dejar de obligar a los otros a hacer lo que creemos que deben hacer, también actuaremos conforme a dichas ideas.

El “deber moral” es un concepto popular en la filosofía y está vigente en la actualidad gracias a pensadores como Kant, que estableció que las personas no deberían actuar de acuerdo a sus caprichos o intereses personales, sino en base a leyes universales que no dependen del contexto específico en que hay que tomar una decisión; estos imperativos categóricos están basados en la razón; sin embargo, no hay que perder de vista que para Kant la razón no tiene fundamento en la realidad dado que las personas no tienen acceso a ésta, así que no se interesa por la ley de la causalidad. Tampoco hay que olvidar que si bien para Kant la virtud moral no es altruista, tampoco es egoísta, puesto que dice que si una persona encuentra beneficio de sus acciones ellas carecen de virtud. Así el deber moral se convierte en algo que tengo que hacer sin cuestionar, respondiendo a una autoridad universal que no conozco y ello sólo tendrá valor moral si no me trae beneficio.

Que el mundo sea un lugar mejor depende de nosotros, de eso no cabe duda, lo que deberíamos empezar a cuestionarnos es si cada individuo tiene el deber de cuidar a los otros, de responder a leyes universales sin cuestionarlas, a obligar a los demás a actuar de acuerdo a esas leyes.

Entre eso y la segunda colonización


Captura de pantalla de: http://www.diagonalperiodico.net

Captura de pantalla de: http://www.diagonalperiodico.net

El título de la nota llamó mi atención, así que me fui a leerla (si alguien quiere leerla antes de leer mi comentario, puede ir acá). Al inicio el autor ofrece un poco del contexto de la situación en Panamá y la lucha de una comunidad contra una hidroeléctrica, con el apoyo del sociólogo Jesús Alemancia. Luego, presenta a Lolita Chávez y va planteando las ideas de ambos en forma paralela. Los dos activistas denuncian proyectos de hidroelécticras y minas que las multinacionales españolas y el gobierno quieren llevar a cabo en los territorios indígenas. Este conflicto básico, a mi juicio, es que las comunidades se oponen a que usen su territorio comunal y el gobierno está usando el territorio de su país. ¿De quién es esa tierra? ¿Quién debería decidir qué se hace ahí? ¿Qué ley debe prevalecer en este caso, la de autoridades ancestrales o la del gobierno electo? ¿Con quién deberían negociar los inversionistas? ¿Que alguien haya vivido mucho tiempo en un lugar le da automáticamente derecho de propiedad sobre la tierra?

No me estoy preguntando acá si existe algún tipo de “inequidad histórica” en el que algunos grupos privilegiados tengan mucha tierra y otros grupos tengan poca tierra, sino en quién decide eso. El artículo 67 de Constitución Política de la República de Guatemala establece la“ Protección a las tierras y las cooperativas agrícolas indígenas. Las tierras de las cooperativas, comunidades indígenas o cualesquiera otras formas de tenencia comunal o colectiva de propiedad agraria, así como el patrimonio familiar y vivienda popular, gozarán de protección especial del Estado, asistencia crediticia y de técnica preferencial, que garanticen su posesión y desarrollo, a fin de asegurar a todos los habitantes una mejor calidad de vida. Las comunidades indígenas y otras que tengan tierras que históricamente les pertenecen y que tradicionalmente han administrado en forma especial, mantendrán ese sistema.” Así que es el Estado quien establece qué tierras son de las comunidades e, incluso, puede decidir qué tipo de desarrollo conviene más a la comunidad. Es como si el intendente del condominio pudiera decirme qué cuartos de mi casa son míos y cuáles va a alquilar para el beneficio de la comunidad.

No estoy de acuerdo con la idea de desarrollo colectivo que presentan los activistas, con su defensa ambientalista basada en el fantasma del calentamiento global o con sus prejuicios sobre lo que creen que es la sociedad capitalista occidental. No estoy de acuerdo con quieran decirme que debo estar de acuerdo con ellos en lo que consideran bueno. Sin embargo, estoy de acuerdo con ese reclamo de libertad que está en el fondo de sus argumentos. Cada comunidad debería ser libre de tomar las decisiones sobre su vida y su subsistencia que le convenga, sin que ningún ente externo, ya sea el gobierno o la cooperación internacional, le diga qué le conviene hacer. Cada comunidad debería ser dueña de su territorio y libre de negociar o no con quien tenga el capital para hacer proyectos en ella. Cada comunidad debería velar por sí misma y no esperar a que el gobierno la saque de la pobreza y le dé educación, salud, vivienda o internét, porque cada vez que reciben algo, deben dar algo más a cambio y todo va bien hasta que el gobierno les quita por la fuerza lo que ellos no hubieran querido dar.Quizás deberíamos preocuparnos más por establecer reglas claras en cuanto a la propiedad de la tierra y qué puede hacer el gobierno y qué no, antes de preocuparnos por una segunda, tercera, cuarta colonización. Nuestros pueblos no serán independientes mientras sigan esperando que el gobierno los cuide y les provea. Cuando la tierra no tiene dueño, alguien se quedará con ella.

Encuentro de emprendedores: El modelo de negocio


En los eventos de First Tuesday los emprendedores tienen la oportunidad de conectarse con clientes, proveedores, inversionistas y otros emprendedores. La idea no es simplemente aumentar la red de contactos de cada uno, sino compartir ideas y experiencias de negocios, puesto que los emprendedores son la principal fuente de nuevos empleos, contribuyen espíritu a la sociedad y forman los principales motores de cambio.

El próximo martes se llevará a cabo el último encuentro de 2011 y quienes estén interesados en asistir sólo deben registrarse en la página de First Tuesday.

Nuevo libro «Why Businessmen Need Philosophy» de Ayn Rand


Now in stock! ¡Ya disponible!

Why Businessmen Need Philosophy Why Businessmen Need Philosophy 

by Ayn Rand

En los últimos tres años el gobierno y los medios de comunicación masiva se han encargado de culpar a los «grandes» empresarios por la crisis financiera que llevó a cientos de empresas a la quiebra y dejó sin empleo a millones de personas en los seis continentes.  Los empresarios, innovadores y creativos han sido acusados de su dejar en el desempleo a estas personas y de haber llevado a la quiebra a muchísimas industrias.

Sin embargo, tenemos todas las armas filosóficas y téoricas para defendernos.  Los empresarios creadores, los motores del mundo, somos los únicos que podíamos (y siempre podremos) volver a levantar la economía de nuestros países después de una crisis financiera que fue iniciada por el estado benefactor y el intervencionismo gubernamental.

Sin embargo, realizar la actividad emprendedora y creadora no es algo sencillo y es indispensable saber filosofía.  Cómo es que los hombres de negocios deben estudiar filosofía y para qué les servirá ser filósofos íntegros es lo que Ayn Rand explica en esta fenomenal obra de manera ejemplar.   En la obra, colaboran empresarios y académicos como el CEO del banco BB&T John Allison (Doctor honoris causa por la UFM), la profesora del Ayn Rand Institute Debi Ghate y otros importantes filósofos y hombres de negocios.

La primera edición de esta fabulosa obra fue uno de los pilares filosóficos que inspiraron la creación del Centro de Estudio del Capitalismo y el día de hoy celebramos con mucho agrado la publicación de esta nueva edición.

Si no la han leído, ¡los invitamos a hacerlo y a que luego compartan su opinión con nosotros!

Compra «Why Businessmen Need Philosophy» en la Ayn Rand Bookstore – Softcover; 288 pages: $15.00  en OFERTA $9.95

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Madoff y los terribles


Estamos en el siglo XXI y me parece que cada vez que abro los periódicos soy parte de una novela de ficción,

«En los antiguos tiempos (decía el libro de texto) antes de la gloriosa Revolución, no era Londres la hermosa ciudad que hoy conocemos. Era un lugar tenebroso, sucio y miserable donde casi nadie tenía nada que comer y donde centenares y millares de desgraciados no tenían zapatos que ponerse ni siquiera un techo bajo el cual dormir. Niños de la misma edad que vosotros debían trabajar doce horas al día a las órdenes de crueles amos que los castigaban con látigos si trabajaban con demasiada lentitud y solamente los alimentaban con pan duro y agua. Pero entre toda esta horrible miseria, había unas cuantas casas grandes y hermosas donde vivían los ricos, cada uno de los cuales tenía por lo menos treinta criados a su disposición. Estos ricos se llamaban capitalistas. Eran individuos gordos y feos con caras de malvados.» Orwell, George. 1984.

Y desafortunadamente esta descripción de la sociedad occidental que estaba inspirada en algunas de las ideas que sostienen el sistema capitalista parece predominar entre las capas de ignorantes y nefastos intelectuales colectivistas. Tan sólo hay que ver el curso que ha tomado la historia de Bernard Madoff para notar como ha sido satanizado por las masas colectivistas. Madoff supera por mucho al Ebenezer Scrooge que Dickens y Disney se encargaron de mercadear con tanto éxito por más de 150 años. Y me asusta notar que, a pesar de que sea culpable de las estafas millonarias, el discurso utilizado por los analistas y los medios de comunicación es abrumadoramente altruista y colectivista.

Capitalism vs Socialism

Ahora todos los empresarios son tildados de monstruos que se aprovechan de los pobres. Los empresarios son rechazados debido al materialismo egoista implícito en sus empresas y sus deseos de generar riqueza son rechazados por los altruistas.

Pocos nos atrevemos a pensar y razonar, y nos critican por eso. Ahora todos aceptan creer que los capitalistas son los causantes de los males que padecen los ignorantes. Los ricos y «sucios» capitalistas son vistos como crueles amos que se aprovechan de los desgraciados.

Pero no es demasiado tarde y todavía estamos a tiempo de corregir nuestro camino.

Si quieren comprender el trasfondo filosófico de la historia de Madoff y del odio que por el capitalismo sienten los hombres les recomiendo leer este libro: Why Businessmen need Philosophy.