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Razones para leer o dejar de leer a Rand


Hace unos días me dijeron que debería cambiarle de nombre al Centro de Estudio del Capitalismo y ponerle “Centro de Estudios Randianos”, porque según esta persona sólo leemos a Rand y pensamos que ella, que es la cara menos amable del capitalismo, es la panacea para defender estas ideas. Mi respuesta dejó de lado que cualquier objetivista que se respete no dejará que le digan “randiano”, que ningún autor es “La” panacea de las ideas y que las caras amables muchas veces son engañosas. Lo cierto es que en los diálogos del CEC no sólo hablamos de la obra de Rand, aunque definitivamente sus novelas son nuestro punto de partida. Considero que hay razones buenas y malas para leer o dejar de leer a ciertos autores, para descalificar ciertas obras o pensar que son requisitos esenciales para una buena educación. Yo no me atrevería a descalificar a García Márquez como narrador por ser comunista o a Vargas Llosa porque dejó de serlo. Entiendo que sus ideas políticas estarán presentes en sus obras y ello sólo me servirá para tener un contexto completo y plantear mis juicios a partir de él. Admito que me dan un poco de desconfianza aquellos que aseguran que un libro te cambiará la vida o los que creen que es obligatorio leer a los clásicos porque son lo único en la literatura que vale la pena; porque, finalmente, la lectura es nuestra oportunidad para participar de un diálogo de siglos en que miles de autores nos invitan a reflexionar sobre las grandes preguntas de la humanidad, sobre los temas que nos han desvelado desde siempre.

No es un secreto que la lectura no es el pasatiempo favorito de muchos guatemaltecos, que los jóvenes deben tener mejores cosas que hacer, que dedican su tiempo a alimentar otras grandes pasiones. Entonces, ¿por qué pedirles que lean las novelas de Rand? Porque a la señora se le ocurrió que era una buena idea decir que los empresarios pueden ser héroes, que los personajes ideales nos sirven para imaginar cómo podríamos ser. No digo que sus héroes sean perfectos, que no cometan errores o que haya que imitarlos al pie de la letra. Ella no escribió manuales para que dejemos de cuestionarnos nuestras propias decisiones y sólo acudamos por la respuesta a la página tal, inciso tal del libro de la vida según Rand. Entre tantos libros que nos advierten sobre los sistemas totalitarios de gobierno, que nos hablan de los horrores de la guerra, que nos hacen cuestionarnos sobre el bien y el mal y nos dicen todo lo que no hay que hacer para ser felices, ella decidió poner ejemplos de individuos que luchan por sus propios sueños, por sus empresas, por su vida. No para que abandonemos nuestra mente, sino para que dejemos de pensar en términos de psicología inversa y veamos al ideal de frente.

¿Hay otros auotores que defienden el capitalismo? Definitivamente. Muchos lo hacen desde el mundo de la no ficción y lo justifican económica y políticamente. Rand lo hace desde el mundo de la ficción y lo justifica moralmente, en su libro Capitalismo: el ideal desconocido dice que “La justificación moral del capitalismo no recae sobre el reclamo altruista de que representa la mejor forma para alcanzar “el bienestar general”. Es verdad que el capitalismo lo logra, si acaso esa frase altisonante tiene algún significado, pero será meramente una consecuencia secundaria. La justificación moral del capitalismo descansa en el hecho de que es el único sistema en consonancia con la naturaleza racional del hombre, que protege la supervivencia del hombre en cuanto hombre y donde su regla básica es: la justicia”. ¿Ella tiene la última palabra al respecto? No, ella nos ofrece una base, nos toca a nosotros construir nuestros conceptos, nuestro mundo a partir de ahí. ¿Hay otros caminos para establecer estos conceptos? Por supuesto, le toca a cada uno cuestionarse y buscar sus propias respuestas, con Rand o sin ella.

Puedo pensar en cientos de razones para leer o no leer a un autor, pero no puedo justificar a nadie que critique a un autor sin haberlo leído y no me refiero a sólo haber sostenido en sus manos el libro y haber recorrido con la mirada sus líneas, me refiero a haberlo leído y cuestionado a profundidad.

14 respuestas

  1. La Rebelion de Atlas y las obras de Ayn Rand son un triunfo estético y su filosofia uno de los aportes mas importantes para la humanidad en los ultimos siglos. Ayn Rand y sus obras, al igual que sus heroes, SI Son una panacea. Quienes no consideren que esto sea asi deben revisar sus premisas y si son honestos intelectualmente descubriran cuales son sus contradicciones.

    • Interesante el uso de la palabra «panacea», el remedio universal, la solución a todos los problemas. No hay mal que no cure, ni problema que no resuelva, en ese sentido una panacea es «omnipotente». ¿Estaría Rand de acuerdo con ese calificativo?

      «Revisar las premisas» un dicho muy randiano me parece. Asume que los razonamientos lógicos solo fallan por las premisas (causa material, materia del razonamiento) y no por su forma (causa formal, cómo está estructurado el razonamiento).

      Si vemos este comentario como un argumento, sus premisas están presentadas al inicio («La Rebelión de … son un triunfo estético y su filosofía uno de los aportes … Ayn Rand y sus obras … Son una panacea») y su conclusión al final («Quienes no consideren … deben revisar sus premisas y … descubrirán cuáles son sus contradicciones») así que qué mejor que aplicarle la misma receta solo que ampliada: revisar las premisas y también la forma en que llega a concluir.

  2. Ups! Me faltó una importante, y es en contra, aquí va:

    9. Fatalismo. Ayn Rand no se cansa de anunciar el colapso de las sociedades en las que los principios colectivistas van ganando terreno sobre la propiedad privada y la libertad. El famoso documental «La Profesía de Ayn Rand» es una muestra de ello. Las grandes naciones vienen y van, unas más pronto otras manteniéndose por siglos. A Rand le preocupaba especialmente Estados Unidos porque sentía que esta nación se alejaba cada vez más de los principios de sus padres fundadores. Pero parece que USA tiene una mala salud de hierro y en general, las economías de libre mercado, con sus limitaciones y desviaciones del modelo ideal de capitalismo laissez faire, van avanzado porque, aludiendo a la excelente metáfora de Peter Boettke, mientras el caballo de Smith (búsqueda del interés personal, intercambio y división del trabajo) y el de Schumpeter (innovación) vayan un poco adelante del caballo de la estupidez (el estado con pretensiones de planificación central, redistribución y colectivismo) el mundo seguirá avanzando.

    • Yo siempre he dicho que en cuanto a la extensión de sus onras, Rand es muy rusa. Y digamos que en cuestión de tiempo, uno puede elegir entre leer La rebelión de Atlas u otras 6 novelas de 200 páginas. Todas tus razones para leer o no leer a Rand me parecen válidas y, de hecho, me dejaste pensando en algunas cosas:

      1. La señora no le tenía miedo a los extremos, a ser radical con ciertos temas, para ella es vital odiar y rechazar el altruismo, defender la razón, dividir al mundo entre productores y parásitos. Quizás se extralimita en su manera de no darle segundas oportunidades a personajes que se dieron cuenta de sus errores cuando ya era tarde para ellos, aunque también es cierto que a veces nos damos cuenta demasiado tarde de nuestros errores.

      2. No considero que ella espera que toda la gente sea “igual” de racional, sino que cada quien lo sea según su capacidad. No es una cuestión de ser listo o tonto, sino de pensar con lógica y usar la razón y los conocimientos según nuestro propio contexto.

      3.No creo que sea fatalista, le apasionaba su tema, le tenía miedo a que el mundo cayera en manos de los peores, quizás gritaba fuerte, pero era para que no nos durmiéramos en nuestros laureles diciéndonos que todo estará bien, que a final de cuentas siempre hemos sobrevivido. No aspiro a vivir en un mundo ideal, pero me reconforta pensar en que puedo trabajar para hacer que este mundo imperfecto en que vivo sea mejor en lugar de peor.

      4. Que siga el diálogo 🙂

    • Creo que más que fatalista, y que bueno que mencionaste ese punto al final, lo que pasa es que cree que los caballos no los siguen empujando las ideas de Smith y de Schumpeter por sí mismos sino que la gente debe ELEGIR qué ideas van a constituir su filosofía, en lo personal, o la cultura, en lo global. Y creo que es categórica porque la decisión es de importancia categórica, y eso para mí pesa más que todo lo demás.

    • Que agradable ver este blog, donde se comentan sobre los aspectos positivos y negativos de Rand. Concuerdo completamente con usted. Rand era extremista, mientras podemos asumir que nosotros tratamos de ser mas objetivos, tratamos de sacar lo mejor y debatir lo negativo.

      Cada día me gusta más esta universidad. Mi grano de arena: Atlas Shrugged es un libro sobre una realidad ficticia. Los personajes no deben ser emulados a la perfección porque no existen. Creo en el valor de educarse sobre las demás ramas morales e intelectuales sin descartar ni alabar ninguna. Rand era enemiga de Kant, por ejemplo, que es uno de los hombres que más admiro, pero eso no me detuvo a tomar sus libros y tratar de razonarlos.

      Lo que saque de esto y de otras discusiones sobre este tema es que el fanatismo es el asesino de la razón, por lo que hay que tratar de ser lo mas objetivos e imparciales a la hora de interactuar con nuevas ideas. Por eso estoy muy en desacuerdo con el mural de Atlas en la universidad. Ni ella ni sus ideas eran dioses dignos de ser idealizados. Respetados y estudiados si, pero no alabados. Creo que el autor de este post estaría de acuerdo sobre este punto.

      • Hola Julio, muchas gracias por su comentario. De acuerdo con esa necesidad de cuestionar las ideas y con las ganas de un diálogo franco y abierto.

        En cuanto a la escultura del Atlas que está en la entrada de la Escuela de Negocios en la UFM, le diré que no me molesta, creo que no está ahí para alabar a la autora o a su obra, está para inspirar a quienes se detengan a verla y por eso tiene la siguiente leyenda: En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores. En nombre de los valores que te mantienen con vida, no permitas que tu visión del hombre sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo inconsciente en aquellos que nunca han conseguido el título de humanos. No olvides que el estado natural del hombre es una postura erguida, una mente intransigente y un paso vivaz capaz de recorrer caminos ilimitados. No permitas que se extinga tu fuego, chispa a chispa, cada una de ellas irremplazable, en los pantanos sin esperanza de lo aproximado, lo casi, lo no aún, lo nunca jamás. No permitas que perezca el héroe que llevas en tu alma, en solitaria frustración por la vida que merecías pero que nunca pudiste alcanzar. Revisa tu ruta y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseas puede ser ganado, existe, es real y posible; es tuyo.
        La rebelión de Atlas, Ayn Rand

      • Ayn Rand dijo y siempre sostuvo que uno puede y debe ser como el personaje John Galt. Quienes no tengan la fortaleza de buscar la perfeccion son personas que no valen la pena. Muchas de las ideas de Julio Corzo son inmorales e ilogicas.

        • La perfección es subjetiva. La percepción de valor también es subjetiva. Te invito a proporcionarme con tus premisas, tus deducciones lógicas y tus conclusiones que dices usar para justificar esta devoción ilógica. No veo el punto de decir que yo soy inmoral, pero está bien, normalmente en una conversación inteligente se ataca a la idea y no a la persona que la difunde.

      • Para respuestas de como la perfeccion, moral, et al. no es subjetiva sino objetiva al igual que la etica lea “Who Is the Final Authority in Ethics?”. The Objectivist Newsletter, Feb. 1965, 7. Con eso podra tener una respuesta clara… para entenderlo la mejor manera es estudiar a profundidad los textos de Rand que son fantasticos para explicar como la etica es objetiva.

        De ese articulo se deduce por que una persona que crea que la perfeccion es subjetiva es inmoral. Si es ataque personal el que hice, porque sus ideas son suyas (o que sus ideas tambien son subjetivas o suyas y no suyas a la vez?) por lo tanto, cualquier cosa que diga podra ser atacada. Asi, su punto respecto a una conversacion inteligente no aplica en este contexto.

        • Que lástima que no leíste a profundidad el artículo. «Yo no me atrevería a descalificar a García Márquez como narrador por ser comunista o a Vargas Llosa porque dejó de serlo.» pone claramente la falacia de la que hablás. Los ataques personales son maneras ridículas de debatir un tema mas grande que nosotros dos. Te invito a leer mas y a bajarte de tu caballo. Yo también creí en la magia del Objetivismo un rato, pero hay muchas cosas que no están bien. El ateísmo excesivo que descarta la espiritualidad, por ejemplo. Decime inmoral si queres, Sr Pineda, eso no mejora su punto ni descalifica el mío. Que lástima que alguien que dice ser defensor de la objetividad se comporte de manera tan religiosamente ciega. No me responda, que no le contestare, ya que veo que esta conversación es, como lo pongo, como jugar ajedrez con una paloma, la paloma puede estar moviendo las piezas, pero al final no sabe que es lo que se debe hacer y termina defecando en el cartón de juego.

  3. Y ahora las razones para seguir leyéndola y participando en los clubes de lectura y en los seminarios sobre Rand.

    1. Enriquecimiento de ideas. Si estuviera solo no leería a Rand nunca más. Pero su lectura compartida con otros, ver sus puntos de vista, exponer las propias ideas, recibir la retroalimentación, es algo fantástico. Un deleite intelectual. Viéndolo así Rand es simplemente la excusa.

    2. Defensa del libre mercado. Rand da excelentes argumentos de defensa del libre mercado, del capitalismo, de la libertad. Pienso que es muy original en esto, muy aguda en su visión y muy pertinente a su tiempo y al nuestro.

    3. Crítica a otras corrientes filosóficas. El objetivismo de Rand coincide en mucho con el realismo filosófico de Tomás de Aquino y por ende sus críticas a las posturas filosóficas que niegan la existencia del mundo real o niegan nuestra capacidad de conocerlo son relevantes, interesantes y en muchos casos atinadas.

    4. Mesura. Me encantó leer su crítica a la Populorum Progressio en Requien for Man, no porque de alguna forma tuviera un placer masoquista (soy católico) de ver cómo se evidenciaban los problemas de una tendencia ideológica dentro de la iglesia católica en el ámbito de la doctrina social, sino porque a pesar de todo ¡fue respetuosa! Me imagino lo que habría escrito Peikoff de haber estado en su lugar. Rand leía, investigaba, trataba de ser exacta en sus escritos. Al leer ese ensayo lamenté que Rand no hubiese vivido para leer las otras encíclicas que siguieron a la Populorum Progressio. Me habría encantado saber su opinión y también sobre la Fides et Ratio que no es una encíclica sobre doctrina social.

    Bueno, 8 en contra y 4 a favor, jejeje ¡parece que voy a dejar de leer a Rand! No lo creo, la razón 1 de las a favor pesa mucho.

    Sin embargo, con Leonard Peikoff y otros «sucesores de Rand» no pienso ser tan condescendiente. Peikoff no tiene el carisma ni el cuidado que tiene Rand. No vale la pena leerlo si se ha leído a Rand ya lo comprobé.

  4. Interesante. Luego de un poco más de un año de haber entrado en contacto con la obra de Rand, precisamente por el CEC y los clubes de lectura, te puedo dar las razones por las cuales estoy al borde de sobrepasar mi capacidad de continuar en contacto con las ideas de Rand. Claro, también tengo buenas razones para seguir participando seriamente en las discusiones que organiza tanto el CEC como el Centro Henry Hazlitt. Así que las voy a dar sólo con el ánimo de aportar a la discusión y de repente conocer otras opiniones.

    Razones (personales) para ya no leer a Rand:

    1. Extensión. Frecuentemente en su obra, la misma Rand expresa que no puede exponer su filosofía de forma sucinta y breve. Por ejemplo, el discurso de Galt es larguísimo y en vida ella nunca aceptaría que se le quitara una coma, el discurso de Francisco D’Anconia sobre el dinero es otro ejemplo, los casos en los que Rand misma cuenta cómo le ofrecieron conferencias cortas y no las aceptó por ser muy poco tiempo para exponer son otro. La navaja de Ockham juega en este caso en contra de Rand. Múltiples autores explican los principios de una sociedad libre con mucho menos palabras y de forma más simple. Que conste que no se trata sólo de que sea «mucho texto para leer» sino que necesariamente cae en repeticiones, sobreabundancias, redundancias y alargamientos. Un texto enriquecedor se lee con entusiasmo sin importar su extensión, pero Rand…

    2. Antropología. Siendo un entusiasta de la antropología filosófica, el concepto de hombre, de naturaleza humana, que Rand maneja me parece «ultra-racionalista». Frecuentemente pienso al leer lo que Rand dice sobre la razón humana: «vamos Rand, no todos los hombres son igualmente racionales, no son siempre racionales y no todos lo son al mismo tiempo». Rand idealiza la racionalidad humana, sus héroes son tan racionales que parecen fríos y carentes de emociones, debilidades, pasiones, instintos, etc. De la definición clásica de hombre, animal racional, Rand parece haber olvidado la parte animal, que claro, en el hombre perfecto debe estar sujeta a la racionalidad como potencia superior, pero sujeta no significa «desaparecida».

    3. Lógica. El papel que Rand hace jugar a la ley de identidad en la lógica va más allá de lo razonable y aceptable. Rand usa la ley de identidad para identificar al hombre particular con el concepto de hombre y luego el concepto de hombre con su definición y por transitividad al hombre particular con la definición de hombre. Error. Esto sucede cuando Rand explica, en boca de Francisco D’Anconia, de dónde vienen los derechos del hombre. Luego Rand pretende que el único axioma es la misma ley de identidad. Si esto fuera cierto toda la filosofía randiana (perdón por el término pero personalmente lo prefiero) tendría que poder derivarse lógicamente de ese axioma. Como esto no es posible frecuentemente se encuentra en sus textos afirmaciones categóricas que no han sido derivadas lógicamente y por lo tanto parecen dogmáticas (¿alguien ha notado el dogmatismo ocasional de Rand? ¡No está solo!).

    4. Clasismo. Alguna vez pensé que este era un vestigio de la vida rusa de Rand, podría ser. Rand divide a la humanidad en productores y parásitos (o saqueadores) y luego levanta una barrera infranqueable entre las dos clases. La vida no es así. La naturaleza humana no es así. La gente puede moverse de uno de estos extremos al otro, de lo contrario no tendríamos esperanzas o definitivamente habrían dos especies de seres humanos. ¿Influencia del materialismo dialéctico al que Rand necesariamente estuvo expuesta en sus años de juventud en Rusia? Puede ser.

    5. Psicología. Rand creó muy buenos personajes. Los imaginó detalladamente y los dotó de principios, valores, ideas y emociones (a sus héroes no les dio muchas emociones, pero al resto sí). Luego, en un paso desafortunado pero nada extraño para un novelista, imaginó que los caracteres que había creado correspondían a personalidades reales del mundo y entonces, lo que ella se imagina de sus personajes lo afirma sin tapujos de personas reales y de clases completas de personas. En «Filosofía: ¿Quién la Necesita?» describe multitud de personas con sus ideas y sentimientos y no lo hace pensando que son caracteres ficticios, sino con plena seguridad de que corresponden a la realidad. Dice cuándo tienen miedo, qué desean, qué piensan… demasiado vuelo de imaginación.

    6. Amor. Su concepto de amor… coincidencia de valores. Nuevamente Rand olvida el componente animal del ser humano, sus pasiones y emociones. Es como decir «si quieres enamorarte de alguien pásale un test de valores para ver si coinciden al 100% y si sí entonces ya estas enamorado, ¡suerte para cuando veas a la persona física!».

    7. Altruismo. Prácticamente la obsesiona. El altruismo es el enemigo público número uno de Rand. Un altruismo que requiere explicación cada vez que se pronuncia el término. Rand quiso enfatizar la importancia del egoísmo (otro término mal elegido) haciendo que su antítesis, el altruismo, fuera también el principal enemigo del hombre. El problema es que si de verdad creemos que el hombre es racional y que la razón es su principal instrumento de supervivencia, como lo cree Rand, entonces su principal problema (o enemigo, o dificultad) no es el Altruismo sino el error (el razonamiento errado), se llame como se llame, o se encarne en la filosofía que se encarne.

    8. Léxico. ¡Vamos Rand! ¿De verdad era necesario elegir un término tan impopular como «egoísmo» para hacerlo central en tu obra? El egoísmo es el amor a uno mismo desvirtuado o desviado. El amor a sí mismo es una virtud, el egoísmo un vicio por el que se antepone el propio beneficio inmediato al de los demás aún en situaciones en que racionalmente es improcedente. El egoísmo impide la amistad, el amor (no el amor randiano, creo), la empatía, la conmiseración, etc. Otros términos: altruismo, metafísica, psico-epistemología… es cansado tener que estar recordando siempre cuál es el sentido en el que Rand entiende estos términos.

    Bueno, no pensé que fueran tantas razones, pero ya me salieron muchas, así que lo dejo por aquí y sigo con las razones para continuar leyéndola en otro comentario. Nuevamente aclaro, son razones personales, mis opiniones.

  5. Mucha razón cuando decís: -No es un secreto que la lectura no es el pasatiempo favorito de muchos guatemaltecos, que los jóvenes deben tener mejores cosas que hacer, que dedican su tiempo a alimentar otras grandes pasiones-. Excelente publicación!

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