En mi clase de literatura de ayer hablamos de los personajes. En la parte magistral le hablé a mis alumnos sobre cómo los personajes representan la visión del ser humano que tienen los autores, sobre cómo sus decisiones, su forma de afrontar las situaciones su determinación a actuar o dejar de hacerlo son una representación del sentido de vida de quienes escriben las historias. Cuando llegó el momento de los ejemplos les pedí que relacionaran a personajes que conocen con la visión del mundo de sus creadores. Hablamos de Homero Simpson, de Peter Griffin, de Joseph K. y Gregorio Samsa, de personajes de cuentos de Cortázar y Bolaño. Cuando llegamos a los personajes de La rebelión de Atlas, que leyeron hace poco en otra clase, uno de mis alumnos dijo que era una novela terriblemente aburrida, que los personajes eran aburridos. No podía conformarme con un juicio tan vago y le pedí que profundizara en la idea, que me dijera por qué los consideraba aburridos. Su respuesta fue simple: “Son unos ‘estirados’ que se paran y dicen ‘hoy, voy a crear una empresa’ y van y hacen su empresa, ser empresario es aburrido”. Lo bueno de esos comentarios en clase es que generan muchas reacciones y el diálogo se enriquece, hubo respuestas de toda naturaleza, a favor y en contra de su comentario. Mi clase siguió, seguimos hablando de los empresarios, de los héroes, de los ideales y mientras eso pasaba, el mundo seguía llenándose de reacciones por la muerte de un hombre, de un empresario que dejó una profunda huella en la historia de la humanidad.
La noticia de la muerte de Steve Jobs corrió de forma viral por toda la red, por todos los medios de comunicación. Las reacciones no se hicieron esperar y a un día de dicho evento hay cientos de artículos que hablan sobre su legado, sobre su pasión por su trabajo, sobre el emprendedor que fue, sobre cómo cambió el mundo tecnológico en que vivimos. Edward Hudgins en “Steve Jobs vs. the Anti-Capitalists” plantea que Jobs fue un héroe del capitalismo y conluye diciendo que: The wonderful thing about a capitalist system is that it allows individuals the freedom to seek their own happiness, to do what they love, and to follow their own dreams. That’s what Steve Jobs did. He loved his work. And he told us:
“Your time is limited, so don’t waste it living someone else’s life. Don’t be trapped by dogma—which is living with the results of other people’s thinking. Don’t let the noise of others’ opinions drown out your own inner voice. And most important, have the courage to follow your heart and intuition.”
Si la vida y labor empresarial de un solo hombre puede hacer que muchos hombres se decidan a crear, se decidan a pensar, se decidan a opinar, lo único que puedo decirle a mi alumno es que no, los empresarios no son aburridos y hay algunos que nos recuerdan, así como lo hacen los héroes de Rand, que podemos ser los mejores, que podemos crear, ser felices, ser productivos y sentirnos orgullosos de ello.
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